Solicitar las debidas Certificaciones al Registro de la Propiedad antes de realizar una operación de compraventa es una práctica recomendable. Lea a continuación el por qué.
Acudir a los diferentes registros públicos es un trámite que muchos ciudadanos debemos cumplir en alguna ocasión de nuestras vidas.
Lo normal es solicitar certificaciones al Registro de la Propiedad antes de realizar una operación de compraventa de inmuebles, o tras la muerte de un ser querido cuando tramitamos el reparto de la herencia. Pero son otras muchas ocasiones las que pueden obligarnos a acudir a los registros públicos para conocer información importante para el tráfico jurídico.
¿Para qué se solicitan Certificaciones del Registro de la Propiedad?
Además de los casos que hemos mencionado anteriormente,
las certificaciones del Registro de la Propiedad pueden darle información útil para otras cuestiones, como conocer la solvencia patrimonial de un ciudadano -piense en una situación en la que necesite asociarse con alguien y quiera saber su situación económica-, inscribir un contrato de arrendamiento para mayor seguridad o saber la participación de los diferentes copropietarios en una finca compartida.
Con el servicio de RegistroDirecto, solicitar certificaciones del Registro de la Propiedad es muy sencillo. Sin tener que desplazarse a otra ciudad y sin pérdidas de tiempo, usted puede obtener de forma telemática y en un corto plazo la información que necesite antes de realizar cualquier trámite legal.
Los diferentes tipos de certificaciones del Registro de la Propiedad pueden solicitarse por cualquier ciudadano. Usted puede hacerlo siempre que conozca alguno de los siguientes datos: número de finca registral y localidad del inmueble, Identificador Único de Finca (IDUFIR), domicilio completo del inmueble o DNI de su propietario. Cualquiera de estos datos pueden servirnos para iniciar el trámite.
¿Qué tipo de certificaciones puedo pedir en el Registro de la Propiedad?
Según la necesidad que usted tenga, el Registro de la Propiedad puede emitir diferentes documentos informativos sobre un determinado bien.
Los principales documentos solicitados en este registro son la Nota Simple y el Certificado Registral.
La Nota Simple, en primer lugar, es un documento con carácter meramente informativo que emite el Registro de la Propiedad, sin efectos probatorios y sin la certificación de validez del Registrador. Se solicita en el Registro correspondiente a un inmueble concreto.
La Nota Simple nos muestra una breve descripción del inmueble, los nombres de sus propietarios, los derechos sobre el bien y sus cargas o limitaciones. Además, si figura inscrito a nombre de un matrimonio, nos indicará el régimen matrimonial vigente en el momento de adquisición.
Si lo que queremos es defender en un juicio alguno de los datos de la finca, necesitaremos
un Certificado Registral, que es un documento expedido igualmente por el Registro de la Propiedad, pero que aparece avalado por la firma del propio Registrador. Es común confundir ambos documentos, pero sus diferencias son evidentes a efectos probatorios.
Por último, puede usted encontrarse con la situación de necesitar un documento que muestre la relación de los bienes inmuebles de un determinado titular. En ese caso, debe solicitar una
Nota de Localización, también llamada Informe de titularidad, Certificado de Servicio de Índices o similar.
Este tipo de certificaciones del Registro de la Propiedad nos mostrará, si los hubiera, los bienes y derechos de la persona que queramos, así como la ubicación geográfica de los mismos. Es frecuente que este tipo de certificados nos los exijan las administraciones antes de conceder determinadas ayudas para compra o alquiler de vivienda.
Cualquiera que sea su situación, si tiene en mente realizar cualquier operación de carácter inmobiliario que tenga efectos patrimoniales, le recomendamos utilizar los servicios de RegistroDirecto para pedir este tipo de
certificaciones del Registro de la Propiedad, pues lo contrario supondría arriesgarse a sorpresas desagradables y posibles errores de valoración difíciles de solventar en el futuro. Cuando se trata de negocios, mejor no jugársela.